Las golosinas son una tentación a los que pocos se resisten. Sus atractivos colores y formas atraen a niños y mayores, que se dejan arrastrar por la variedad de sabores que deleitan sus paladares. Pero lo que muchos no saben es que éstos dulces tan adictivos apenas aportan mínimos nutrientes y excesivas calorías.
Las golosinas son calorías vacías, con un valor nutritivo casi nulo. Están constituidas básicamente por azúcares simples (fructosa, glucosa y sacarosa) de rápida asimilación, aditivos y colorantes artificiales para obtener los llamativos colores.
Es importante vigilar las normas de higiene que rodea a estas sustancias, debido al fácil acceso que se tiene hacia ellas. Deben estar empaquetados en bolsitas individuales ya que es un producto que va directamente a la boca del niño.
Bajo la atractiva apariencia de una golosina se escoden sustancias con calorías vacías que nada aportan al organismo. Y es que si bien un consumo moderado puede resultar el más grande de los placeres, su abuso puede derivar, cuanto menos, en transtornos digestivos y un aumento de caries.
